Hola bonitas, hace días que quiero escribir sobre las mañanas y todo lo que comportan, aunque sólo sea por sentirme menos sola y más amparada.
Está claro que las mañanas es uno de los momentos del día en que más me agobio y esto me genera bastante malestar. A menudo se me hace cuesta arriba: despertarme con tiempo suficiente, levantar a Carlota, vestirnos, desayunar y estar a punto para llevarla a la escuela sin prisas. Una dinámica que mal gestionada puede traer consecuencias en nuestro día a día, en nuestro estado, y en nuestras relaciones familiares.
Intento levantarme temprano, tener su ropa y mochila preparada, hacerle un desayuno sano y equilibrado y estar con una sonrisa de oreja a oreja cuando ella se despierta. Lo intento, os lo prometo, pero a menudo suceden imprevistos y todo acaba yendo de prisa y mal.
A veces siento que en muy poco tiempo, tengo que sostener mucho y eso me cansa…
Cuando la dejo en la escuela y me siento en el coche, respiro profundamente y cojo aire para el resto del día, una sensación que tampoco me gusta demasiado…
Estoy trabajando en ello, además tengo herramientas para solucionarlo: me pongo mis aceititos de menta y limón en el difusor, pienso cada mañana que soy muy afortunada en poder llevarla al colegio y poder vivir esos momentos, y precisamente ese pensamiento es el que me hace estar positiva e intentar crear hábitos más beneficiosos para todos.
Los enredos del pelo de Carlota tampoco ayudan demasiado… No sé si alguien se sentirá reflejada con mis mañanas de locura…
Decidme que si por favooooooooooor
Voy a buscarla al colegio, otro privilegio…