El COACHING divino tesoro!

Llegué a él de manera muy accidental o poco consciente, diría yo, aunque  mi subconsciente en realidad lo había estado esperando y demandando de forma reiterada durante los últimos años de mi vida.

Siempre se me ha dado bien escuchar y analizar la situación de las personas; recuerdo estar disponible en muchísimas conversaciones con amigas, conocidas, mamás de las escuela, compañeras… disponible y preparada a dar soluciones o a mostrarles otras posibles vías de acción. Esto lo veo clarísimo en este momento de mi vida, pero que sepáis, que me ha costado mucho subirlo a mi conciencia.

A menudo dejamos a un lado habilidades innatas que realmente son las que nos permiten aportar nuestra luz al mundo, y son esas habilidades precisamente, las que no tenemos en cuenta para progresar en nuestro recorrido y actuar resonando con nuestras esencia, creando así la vida que deseamos.

Total, que mi realidad era, que mucha gente me pedía consejo o asesoramiento sobre diferentes temas en lo que se veían reflejadas en mi (constantemente todas nos hacemos espejo de todas)  y yo sentía un placer enorme de explicar mi experiencia o poner a su disposición herramientas que yo, sea por la causa que sea, ya había adquirido.

Ya eran muchísimas mamás preguntándome cómo lo podían hacer en relación a la educación y crianza de sus peques y muchísimas maestras con ganas de cambio y expectativas de vivir su profesión con mucha más pasión y mucha menos presión.

Un día, hablando con mi amigo Agus y mi amiga Mónica (los dos formándose como coach en diferentes disciplinas) les dije: ostras yo creo que esto a mi se me daría bien y que me sentiría muy cómoda profesionalizando estas habilidades innatas que intuyo que tengo, y los dos, sin ninguna duda, me animaron a hacerlo. Así llegó el coaching a mi vida, me formé y empecé este camino maravilloso.

Tanto en mis sesiones individuales como en mis programas, intento escuchar muchísimo, empatizar con la situación por la que está pasando la persona que inicia el proceso y dejar que la energía fluya, es para mi un súper ejercicio de autoanálisis, de mejora profesional y de conectar con la persona que tengo delante. Quien empieza un proceso conmigo sabe que viene a ponerse en ACCIÓN, porque no hay nada más importante en la vida que analizar en el punto en el que estás y hacer cosas diferentes que aún no has probado para llegar al punto en que que aún no estás, os prometo que es mágico.

Normalmente en las primeras sesiones es cuando se hace un análisis más exhaustivo del punto de partida, hablamos sobre las emociones que están emergiendo y cómo se encuentra la persona. También hacia donde quiere ir, permito soñar en grande, que lo hacemos poco y nos beneficia mucho y si o si creamos un plan de acción para iniciar desde el minuto 1 posterior a la sesión.

A veces (depende de la situación del coachee), me gusta dar algunas herramientas de apoyo, algunos pasos a seguir sencillos pero resultones, ejercicios que te hacen ir hacia adentro y reencontrarte, porque es importante saber quien eres y qué quieres conseguir .

Y la cosa va fluyendo y vamos todas las partes experimentando, y esto me parece un regalazo de la vida.

Utilizo la conversación como herramienta fundamental de aprendizaje, mientras hablamos, exponemos y reafirmamos, con lo que APRENDEMOS de nosotras mismas y de las demás. Me gusta preparar un vasito de agua, un té o una infusión, una cajetita de pañuelos de papel por lo que pueda pasar y un aceitito en difusor o inhalación directa para ayudar a conectar con nosotras mismas y con la energía de la sesión.

Y me gusta muchísimo este trabajo, porque pasan muchas cosas y veo muchas transformaciones, de verdad.

Súper agradecida de poder ayudar de esta  manera tan bonita y sencilla.

Tenéis disponibles mis sesiones sueltas, mi programa mamás en calma y mi programa maestra en esencia para cuando lo necesitéis.

Mil gracias por estar, sois un amor